La ave del paraíso
Perdido en los confines de la inmensa Indonesia, el pequeño archipiélago de Aru ha fascinado durante siglos a mercantes y naturalistas. Tanto su territorio como las aguas que lo rodean han sido siempre fuentes de maravillas y riquezas que han colmado en abundancia tanto a los hombres venidos a enriquecerse como aquellos venidos para estudiar su naturaleza. Y en la inmensidad de este país se encuentra un habitante de la selva que es quien mayor admiración ha suscitado de entre todos: la gran ave del paraíso, una de las aves más fascinantes que el mundo conozca.
Wok-wak-wak-wak: la llamada de una ave del paraíso
En las islas Aru, al sureste de Molucas en Indonesia, cuando el viento sopla del este, desde el amanecer se pueden oír unos ruidosos e intrigantes wok-wak-wak-wak. Se trata de los machos de la gran ave del paraíso (Paradisaea apoda) que anuncian su llegada a las hembras. Se reúnen en el dosel y se lanzan entonces a la práctica de unos fabulosos bailes. Año tras año, los mismos machos eligen la misma rama del mismo árbol para llevar a cabo sus danzas. Estos verdaderos concursos de baile tan sólo tienen un objetivo para las aves del paraíso: seducir a tantas hembras como puedan haciendo gala de toda la belleza que les confieren sus plumas. Tras haber limpiado cuidadosamente la rama en la que llevarán a cabo sus danzas, inician durante cinco meses un ballet en el que colores y posturas rivalizan en esplendor. Sir Alfred Russel Wallace, el famoso naturalista inglés, durante su periplo a través del « Archipiélago malayo », se quedó fascinado por estos cortejos y por la belleza de unas aves que resultan extremadamente difícil de acercarse.
Plumas para sombreros
Las poblaciones de aves del paraíso disminuyeron drásticamente tras la caza a la que se vieron sometidas por unas plumas muy cotizadas a finales del siglo XIX por los fabricantes de sombreros europeos, y que hoy aún llevan como adorno algunos pueblos de las montañas papúes. Desde 1900, decenas de millares de espécimenes se vendieron en Europa en unas subastas que alcanzaban cifras inimaginables. El declive de las poblaciones de aves del paraíso se aceleró aún más con la aparición de armas « modernas ». Anteriormente, los cazadores tenían que subirse a más de 30 metros de altura en los árboles, y esperar pacientemente, arco en mano, y ocultos tras un escondrijo de hojas construido según antiguos ritos. Desde entonces, ya no tienen más que apuntar con su fusil desde el pie del árbol por donde desfilan las aves … Comprado por cerca de 10$ a los lugareños, un espécimen disecado puede volver a venderse por 20 ó 30 veces más en Yakarta. Y aún por más en China, Corea o Japón cuyos barcos surcan los mares indonesios. Sin embargo, la mayor parte de las aves abatidas son vendidas a funcionarios y militares locales para ofrecérselas a sus superiores ... mientras esperan ocupar su sitio.
Conservación
Pero en Kejilaki Mar, en la isla de Wokam, en plena selva de Aru, los hombres de una familia del imponente clan Mangar tomaron la decisión de dejar de disparar a las aves del paraíso para respetar así su nombre. Comprendieron que estas aves poseían una riqueza que convenía proteger en lugar de cazar. Desde entonces, se pasean regularmente por la base de los árboles durante la temporada de ‘cortejos’ (de junio a octubre) para impedir que « vengan a robarnos nuestros vanen [nombre local de la gran ave del paraíso] ». Cada año, un nuevo macho adulto se une a los más antiguos y hace de Kejilaki Mar una de las raras zonas con mayor población de aves del paraíso de todo el archipiélago de Aru. Pero la codicia es grande y la selva enorme: resulta imposible garantizar que este frágil y nuevo equilibrio pueda perdurar y resistir al asalto de los ladrones.
Dificultad para fotografiar
Oír u observar la gran ave del paraíso no resulta en sí mismo una gran dificultad. Desde el suelo, se puede de hecho divisar sus correteos, adivinar sus bailes. Y contarlos. El único escollo, conseguir llegar a las islas Aru: es tras un viaje largo, muy largo, que se podrá pisar este suelo, esta tierra del paraíso. Fotografiar o filmar sus cortejos representa asimismo todo un reto que pocos han conseguido realizar. En primer lugar, se debe conseguir subir en los árboles hasta 30 o 40 metros de altura, luego se debe saber cómo construir un escondrijo de hojas tradicional, en otras palabras, se debe saber conjugar el verbo pacientar bajo todas sus formas: y sólo entonces se podrán robar quizá algunas imágenes …
Fotografía vs vídeo
Durante mis viajes en Indonesia, visitar el archipiélago de Aru se convirtió rápidamente en una idea fija, y fotografiar la gran ave del paraíso en un proyecto que ha alimentado muchas noches sin sueño. La primera vez que tuve la suerte de oír a una gran ave del paraíso, el ruido seco similar a una carabina de aire comprimido y fuerte como un cuerpo que cae en la selva retumbó con gran eco. Mi primera gran ave del paraíso se me presentó con una sonrisa en la boca, y con el orgullo perfectamente reflejado en dos caras. « Pero si es un vanen » dije en una exclamación. Dos cabezas mascullaron un « sí » victorioso. Desde aquel día de enero de 2001, supe que algo me unía a esa ave. Fotografiar los bailes de la gran ave del paraíso se convirtió entonces en una obsesión. Y a continuación, otra idea fija me sobrevino muy rápidamente: filmar los bailes de esta gran ave del paraíso e intentar mostrar todas las historias que tienen que contar. La imagen fotográfica es muy bella, pero le falta un componente: el movimiento, el movimiento de la coreografía repetida.
Con esta certitud que habitaba desde entonces en mí, otra surgió igual de rápida: tan sólo mi alter ego Miguel Garcia era capaz de restituir con su cámara la poesía que emanaban de estas aves y de estos lares. Ya no quedaba más que preparar nuestras maletas…
Actualidades
VilbrekPrOd is back from its last shooting session. All you ever wanted to know about its third movie!
"Vanen, Plumes from Paradise", Best pedagogical documentary award, Festival du film ornithologique de Ménigoute (Press release (in French))
Vanen on DVD it'sFilm 52min, Bonus 20min, 4 languages (FR, ENG, NL, DE (untertitelt)) Christmas is coming, don't wait to order it!!
Mutiara* *[Pearl] has entered an intensive post-production phase!